Un informe de la ONU y de la OCDE, asegura que la creciente industria de los biocarburantes agudizará las hambrunas en el mundo.

La creciente demanda de biocombustibles y sus subvenciones asociadas han creado una situación en la que el coste de los cereales se ha duplicado, mientras que su demanda ha aumentado un 8%. Esto está teniendo un efecto perjudicial sobre el hambre en el mundo, ya que los recursos que podrían utilizarse para alimentar a la población se emplean, en cambio, para producir combustible que no se puede consumir.

La ONU y la OCDE han advertido contra esta tendencia, pero gobiernos como los de Estados Unidos y la UE siguen aumentando el uso de biocombustibles. nivel mundial, la Unión Europea se ha marcado como objetivo para el 2020, que un 10% de la energía para el transporte proceda de biocombustibles. Y de otro lado, EEUU pretende quintuplicar su producción de bioetanol antes de 2022, según el economista Deepak Lal, de la Universidad UCLA de California.

El uso de biocarburantes ha ido en aumento en los últimos años a medida que los países buscan alternativas a los combustibles fósiles tradicionales. Aunque los biocombustibles pueden proporcionar una fuente de energía sostenible y renovable, también conllevan una serie de riesgos potenciales. Si no se reevalúan y ajustan cuidadosamente las políticas relativas a su producción y uso, podría producirse una gran hambruna mundial en los próximos años.

El artículo analiza los riesgos potenciales asociados al creciente uso de biocombustibles. El problema se agrava aún más por el hecho de que la producción de un litro de bioetanol requiere una cantidad significativa de agua; según estimaciones de Peter Brabeck, Consejero Delegado de Nestlé, se necesitan al menos 4.000 litros de agua para producir un solo litro de bioetanol. Esto subraya aún más la necesidad de que los gobiernos reevalúen sus políticas en materia de producción y uso de biocombustibles, con el fin de minimizar cualquier riesgo potencial y garantizar que el suministro de alimentos siga siendo abundante.

Según el científico, la demanda de cereales ha aumentado un 8% desde 2000, mientras que su precio se ha duplicado.

Esto ha llevado a una situación en la que el coste de los cereales se ha duplicado, mientras que su demanda ha aumentado un 8% (según el artículo). Por tanto, los gobiernos deben reevaluar sus políticas para minimizar los posibles riesgos y garantizar la abundancia de alimentos.

Fuente: Ecología y Pobreza, Otra Cara de los Biocombustibles.

Revista actualidad Económica, número del 3 al 10 de abril de 2008.

Resumido por Emiliano López Tirado